En el noreste de la isla de La Palma, en las Islas Canarias, se encuentra el municipio de Barlovento. Situado frente al Océano Atlántico, este pueblo canario se halla rodeado por una sucesión de bellos valles, suaves colinas y verdes bosques.
La primera referencia al topónimo Barlovento aparece en un repartimiento de tierras de 1502. El municipio se ubica en la vertiente de la isla por la que soplan habitualmente los vientos alisios, es decir, a barlovento de los mismos. También se apunta a una posible relación entre el nombre del pueblo y sus colonos. El gentilicio es barloventero.
La conformación primitiva de Barlovento se debe a la topografía, la agricultura y el clima. Su relieve tiene barrancos profundos, como Barranco de Franceses y Gallegos. Las cuevas influenciaron los asentamientos. Los caminos reales como el de Garafía a Los Sauces favorecieron poblaciones como Gallegos, La Palmita, Topaciegas, La Tosca, El Pueblo, Las Paredes, Lomo Machín, La Cuesta y Las Cabezadas. Limitados por espacios enclaustrados y caminos difíciles, los habitantes dependían de la autosuficiencia.
El núcleo urbano (Llano del Rosario) destacó en el siglo XVI. Otras zonas como Los Pedregales y Oropesa tuvieron importancia por cercanía al Puerto de Talavera. El Pueblo se formó en un cruce de caminos, siendo un centro para ganaderos y campesinos. La información sobre la sociedad de Barlovento es escasa.
La colonización en Barlovento ocurrió en la Baja Edad Media. La sociedad se definió por la conservación de comunidades indígenas, pobladores de origen lusitano y el aumento de esclavos. El territorio era escaso para la población debido al control de los grandes beneficiarios de la conquista.
Los colonos se adaptaron usando cuevas y chozas. Casas de piedra, barro, madera y tejados de paja reemplazaron las construcciones primitivas. Las viviendas de Barlovento evolucionaron desde cuevas hasta chozas y casas con tejados de paja.
La arquitectura rural incluye ermitas en los vecindarios, adaptadas al entorno. Las casas de “tablado” se destacan, usaban madera de tea para techo y paredes. Estas construcciones fueron fundamentales en la historia económica y social de Barlovento.
Las casas variaban en estructura y diseño. Algunas eran de un solo piso, otras de dos, destinando la planta baja a animales o almacén. Las cocinas solían estar separadas por cuestiones de higiene y seguridad.
La piedra, especialmente basalto, era la base de construcción, usada en muros y vanos. La madera de tea fue esencial para tejados, puertas y ventanas. Las casas se adaptaron al terreno y clima, mostrando simplicidad en su diseño.
A partir del siglo XX, predominaron casas de una planta, con espacios amplios y terrazas pavimentadas. Algunas casas de dos pisos, como la Casa de la Merina en Gallegos, destacaban por balcones y galerías.